EL “MISTERIOSO” COMETA 2017 U1, ¿UN ASTEROIDE INTERESTELAR...?
LA NECESIDAD DE NUEVOS PRODUCTOS INFORMATIVOS CREA ASTROS MAS QUE DUDOSOS
PANSTARRS 2017 U1, ha sorprendido a la comunidad astronómica mundial al ser el astro cuya energía cinética es con mucha diferencia mayor que la potencial.
El cometa presenta una órbita superhiperbólica de excentricidad e= 1.189 muy superior a cualquier otro precedente de origen natural.
A primera vista, se trataría de un cuerpo proveniente de otro sistema solar, dada su elevada velocidad, independiente a la de atracción del Sol.
La imaginación pude ser infinita. ¿Podría tratarse de un una sonda interestelar propulsada por otra civilización, tipo Voyager o Pionner, recubierta de moléculas heladas atrapadas en su multimilenario viaje?; su pequeño tamaño nuclear podría hacerlo posible, además de su supuesta alargada forma.
Pero aquí radica la probable respuesta al misterio del astro proyectil: su pequeño tamaño H=22. Se trata, por tanto, de un microcometa de ¿400 metros de largo por 40 de ancho?, eso si se tratara de un sólo cuerpo..., según las mediciones de radar de Arecibo y Goldstone, cuyas imágenes reales en nada se parecen a las idílica representación artística que se ofrece por Internet.
El problema fundamental, es que fue descubierto a principios de octubre, casi un mes después de su paso por el perihelio, el 9.4 de setiembre de 2017.
De inmediato, se reclamaron posibles observaciones anteriores, como es lógico sin resultado, ya que lo más probable es que su órbita previa al perihelio fuera casi parabólica, por tanto distinta a la actual y, en consecuencia, impredecible.
Sin querer desilusionar a nadie, lo más lógico es que cerca de su perihelio a 0.25 U.A., o lo que es lo mismo a 38 millones de kilómetros del Sol, el cometa recalentado tuviera una violenta erupción que lo propulsara como un globo que se desinfla a su actual órbita, además de someterlo a un alargamiento del núcleo y probable escisión múltiple incipiente, semejante a la del cometa Shoemaker-Levy 9 que se estrelló contra Júpiter en 1995, si bien este último astro fue frenado por Júpiter al traspasar el límite de Roche y no acelerado por los jets del propio cometa como ha sucedido probablemente en el 2017 U1.
El cometa ahora asteroide ha sido catalogado, con más ganas que rigor de abrir un nuevo capítulo en la astronomía, como: 1I/2017 U1, El 1I indicaría interestelar 1, el primer astro menor interestelar descubierto hasta ahora. Es muy probable que se tarde mucho en descubrir el segundo, dada la ausencia de razones científicas que demuestren su identidad real.
Por tanto, lo más probable es que sigamos sin ver ningún astro “autopropulsado o simplemente propulsado” en el presente o en el pasado. Es evidente, que muchos cometas perturbados por otros cuerpos de nuestro sistema escapan al exterior con órbitas ligeramente hiperbólicas.
Pero, ¿por qué no se observan órbitas hiperbólicas de llegada..?.
A esta pregunta debemos sumar otra que nos dará la solución…
¿Por qué las órbitas casi parabólicas son de origen cometario…?
A primera vista, podríamos decir que probablemente todos los cuerpos menores que viajas lejos de las estrellas se convierten en cometas, al atraer sobre si, durante su extremada permanencia en el espacio exterior, material interestelar naturalmente helado ya sea de forma gravitatoria o, incluso, ¿electromagnética?, lo que justifica la ausencia de asteroides puros casi parabólicos.
Por otra parte, el incremento de masa por acreción de material interestelar, frenaría la velocidad inicial hiperbólica del cuerpo hasta la casi parábola, al mantener la energía cinética inicial en la nueva masa incrementada.
¿Podrán, por tanto, las Pionner o Voyager llegar a algún lugar…?
C. de T.