LAS ENANAS BLANCAS: ¿RESTOS DE GIGANTES ROJAS O “ESQUELETOS” DE SISTEMAS BINARIOS…?

El origen de las estrellas enanas blancas puede deberse a su antigua condición de estrella binaria.

Es evidente que tanto Sirio B, como Procyon B son estrellas que perdieron su atmósfera o capa externa absorbida por sus compañeras más masivas.

No obstante, no deben ser pocas las estrellas enanas blancas individuales, probablemente liberadas

de sus compañeras.

Al perder su masa o incluso traspasarla a la estrella principal, el baricentro se aproxima a la estrella ganadora de masa y, de forma progresiva, la estrella reducida se aleja del baricentro, pudiendo describir una espiral centrifuga que en condiciones límites o por la perturbación de terceros cuerpos las haría independizar.

Es evidente, que cada vez son menos las estrellas individuales como nuestro Sol, sobretodo poseedoras de masa importante, lo que justificaría que incluso las cefeidas puedan ser sistemas dobles ocultos por sus grandes atmósferas comunes.